John Deere, la legendaria fábrica que identifica con un ciervo a su maquinaria agrícola, volverá a producir tractores en el país luego de 15 años de ausencia.
Si bien la compañía estadounidense tenía previsto invertir en su planta de Granadero Baigorria (Santa Fe) –donde fabrica motores–, la decisión del Gobierno nacional de restringir el ingreso de maquinaria del exterior, para sustituir importaciones, aceleró los plazos para producir tractores y cosechadoras.
"Fabricamos tractores en el país entre 1958 y 1996, cuando se decidió realizar una estrategia de manufactura para enfocar la fábrica local en motores y concentrar la fabricación de tractores y cosechadoras en Brasil.
La estrategia funcionó bien; tuvimos la suerte de que la demanda de nuestros clientes por tractores y cosechadoras creció en forma sustancial en el país. Esto hizo que lo que pensábamos en 1996, de tener una balanza comercial equilibrada, hoy esté con cierto déficit entre importación y exportación", señaló a La Voz del Interior Antonio García, presidente de Industrias John Deere Argentina.
–¿En qué consiste la nueva inversión en el país?
–Hemos tenido a lo largo de muchos años una estrategia de mantener nuestro proceso de fabricación en Argentina, de modo que nuestra planta en Granadero Baigorria siempre tuvo manufactura desde 1958, cuando nos instalamos en el país. Lo que estamos haciendo ahora es expandir nuestra manufactura, que hoy incluye la fabricación de alrededor de 15 mil motores por año, y que exportamos en gran parte para utilizarse en cosechadoras y tractores. Esto muestra que tenemos una visión tanto de fabricación nacional como de exportación. Lo que estamos anunciando ahora es una expansión de esa estrategia de manufactura. El monto de la inversión es de alrededor de 130 millones de dólares, que se repartirá en cuatro años. El desembolso va a tener sucesivas fases de inversión en instalaciones y desarrollo de proveedores.
Modelos
–¿Ya tienen definidos cuáles serán los modelos de tractores y cosechadoras que se fabricarán en el país?
–Fundamentalmente nos vamos a enfocar en los modelos de cosechadoras de los que denominamos comercialmente STS, que son las equipadas con separador rotativo. Se trata de un segmento que en Argentina ha crecido de manera sustancial y tiene una gran consideración de nuestros clientes. Hasta hace unos años, las cosechadoras tenían la tecnología denominada de "sacapajas" y se ha evolucionado a la tecnología de rotor. Serán cuatro los modelos que fabricaremos en Argentina, que ahora se hacen en Brasil y algunos en Estados Unidos. En tractores, inicialmente apuntamos a modelos que hoy traemos de India y de México, con potencias en 40 y 100 HP. Son tractores para usos múltiples, como por ejemplo ganadería, y no necesariamente para siembra o roturación profunda. Se incluye también un tractor que denominamos "para cultivos estrechos", que es muy buscado para viñedos y establecimientos frutícolas.
–¿Hay proveedores calificados en el país para hacer los equipos?
–Habrá muchos componentes fabricados en Argentina y otros que serán importados por razones de tecnología e inversión. A pesar de las sucesivas crisis, se ha preservado una red de proveedores que es eficiente en calidad y competitividad de costos y performance de entrega. Tenemos el ejemplo de ocho o 10 proveedores estrella desarrollados en el país y que proveen también a otras fábricas de John Deere en el mundo, como son válvulas y juntas para motores, bombas de aceite y de agua, fundiciones de aluminio y llantas. Hay una cantidad de proveedores que dan fe de que es posible tener una competitividad en calidad, costo y entrega, lo que nos alienta a pensar que, a medida que avancemos en el proyecto de nacionalizar e integrar con piezas argentinas tractores y cosechadoras vamos a encontrar nos sólo piezas que nos vendan a nosotros sino para otras unidades de John Deere en el mundo.
–¿La producción tendrá también destino en el mercado de exportación?
–Sin duda, un componente importante de nuestro plan estratégico incluye la exportación de tractores y cosechadoras en especial a países de la región. Nuestro foco inicial va a ser la exportación en América del Sur, aunque eventualmente se podría vender a otros destinos.
–¿El proyecto de inversión estaba programado o surgió a partir de la decisión del Gobierno nacional de impedir el ingreso de maquinaria agrícola?
–Nosotros teníamos un plan de inversión, fundamentalmente para ampliar nuestra capacidad de producir motores. La inversión de 130 millones de dólares incluye una porción importante para introducir nuevos modelos de motores y para duplicar la capacidad de producción, para pasar en tres años de los 15 mil motores actuales a los 30 mil. Todo esto estaba aprobado, al igual que la inversión en el centro de distribución de repuestos. Nuestra visión de integración de manufactura siempre incluyó planes para fabricar tractores y cosechadoras. Obviamente, a partir del trabajo con el Gobierno hicimos algunos cambios de timing (plazo), pero estaba siempre en nuestra visión poder tener lo que los economistas dicen una forma natural de reducir el riesgo cambiario, de modo tal de poder tener lo más equilibrada posible nuestra balanza entre importaciones y exportaciones. Para que las oscilaciones de tipo de cambio nos afecten lo menos posible.
El peso de las licencias
–En julio y agosto, John Deere vendió sólo dos cosechadoras en el país. ¿Con el anuncio de inversión se va a normalizar el ingreso de tractores y cosechadoras de la marca?
–Si se observa la serie histórica de varios meses de este año, 2011 es un año conturbado. En efecto, la provisión está en proceso de normalizarse y, obviamente, no es posible hacer una proyección de participación en el mercado, porque el año estuvo afectado por estos procesos de negociación. A comienzos de año, este 2011 pintaba como excepcional y con estas restricciones a la importación va a ser un año normal. Argentina tiene una demanda anual total de cinco mil tractores y alrededor 1.500 cosechadoras y, ciertamente, si hubiera existido provisión continuada, hubiera sido un año récord, como también lo fue 2010. Vamos a recuperarnos, pero creo que va a quedar una demanda reprimida para cubrir en 2012, sin dudas.
–¿Cómo cree que terminarán las ventas totales para este año?
–Es muy difícil calcular, debido a la perturbación que tiene el mercado. Debemos esperar hasta que todos los fabricantes consigan llegar a un acuerdo con el Gobierno, para no celebrar una participación en el mercado como consecuencia de que otro anda con una pata renga. Respeto a mis competidores y no tiene sentido estar orgulloso de tener un market share (participación de mercado) porque a otro no le va bien.
Quién es
Nombre y apellido. Antonio José García.
Edad. 64 años.
Cargo. Presidente de Industrias John Deere Argentina SA.
Trayectoria en la empresa. Comenzó en John Deere hace 45 años, con funciones en Rosario, Waterloo, Buenos Aires, Monterrey.
En JD Brasil. Horizontina, Porto Alegre y Campinas. Recientemente, fue director de Repuestos en Campinas, donde lideró la iniciativa para el crecimiento del negocio de repuestos en toda América del Sur.